Guillermo Núñez, sus hijos, el vacío

Guillermo Núñez, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2007, es un artista que ha retratado el dolor. Con fondos blancos, con fondos negros, con manchones. Es, además, un hombre que tiene dos hijos: Pedro y Pablo. El primero es artista plástico; el segundo, escenógrafo y vestuarista que ha mostrado su talento en montajes del Teatro Municipal. 

Por primera vez, los tres exponen juntos. El resultado está en un segundo piso de la Factoría Santa Rosa, en el barrio Franklin, con el título: 3 Núñez frente al vacío. Sus obras, tan distintas, conversan exquisitamente bien. 

Están esos papeles albos trabajados por Pedro, con los que arma increíbles texturas o sugiere movimientos sólo con recortar parte de su superficie. Están los bosquejos de vestuario hechos por Pablo, algunos realizados sólo con lápiz grafito; otros reventados de color. Impresionantes, sobre todo, los de los personajes de la ópera Mefistófeles. Y están esas pinturas características de Guillermo, que abarcan casi 20 años de trabajo, y donde las manchas van casi desapareciendo. En las últimas, es apenas un poquito de tinta que se escapa por una de las esquinas del papel. Lo ha dicho él en varias oportunidades: hay que quedarse sólo con lo esencial, como lo hacen los calígrafos orientales. O, como uno podría concluir, dejarle espacio al vacío. 

Bien lo dice un comentario en el libro de visitas: “Gran privilegio encontrar a los tres Núñez”. En Factoría Santa Rosa (Santa Rosa 2260), hasta el 6 de agosto. Viernes, sábados y domingos, de 11 a 17 hrs. Entrada liberada.

Para entender a Virgilio

El restaurante Central, del chef peruano Virgilio Martínez, fue reconocido el 20 de junio en el primer lugar de la prestigiosa lista The World’s 50 Best Restaurants. Pocos días después, Netflix estrenó el documental Virgilio, dirigido por el argentino Alfred Oliveri, donde se intenta navegar por la mente de este particular cocinero, que tiene también un poco de artista, de caminante, de alquimista, de geógrafo, de tozudo creador. 

De niño era fanático del skate y ya se quería comer el mundo. Estudió en el extranjero, se paseó por las cocinas de famosos restaurantes y regresó a Lima, convencido de que para trabajar con productos peruanos hay que hacerlo desde el origen. Por eso abrió Central en 2008. 

El documental lo muestra en sus viajes de exploración por el país, buscando ingredientes nativos. Trepa árboles, mastica raíces, recolecta frutos diminutos. Levanta centros de investigación gastronómicos, arma nuevos restaurantes en pueblos del interior, trabaja con productores locales. Habla del drama de estar cerrados dos años por la pandemia. Virgilio Martínez (45) es incansable. Escoltado, siempre, por la familia: su esposa, la chef Pía León, y su hermana Malena Martínez. Y siempre también con esa pregunta que le da vueltas en la cabeza y que él mismo pronuncia en cámara: “¿Qué tan lejos puedes llegar?”.

Ruiz en la Cineteca Nacional

Memorias a 50 años se llama el ciclo de películas con que la Cineteca Nacional busca reflexionar sobre el medio siglo del Golpe, desde la perspectiva de la producción audiovisual. Empezó esta semana y dura hasta el 30 de noviembre. En diez muestras, reúne producciones desde 1970 hasta hoy. 

Entre las muestras está Raul Ruiz: el ojo exiliado, una colaboración entre la Cineteca Nacional y el Museo de la Solidaridad Salvador Allende; y que incluye películas realizadas por el cineasta durante su exilio. Siempre a las 20 hrs., el calendario es el siguiente: martes 11 de julio, Sotelo (1977) y De los acontecimientos importantes y de la gente común (1979); miércoles 12 de julio, Berenice (1983); jueves 13 de junio, Brise-Glacé (1987); viernes 14 de julio, El techo de la ballena (1981); y el sábado 15 de julio, Diálogo de exiliados (1974). 

La entrada es liberada, previa reserva. La Cineteca Nacional está en el Centro Cultural Palacio La Moneda. Más info en: www.cclm.cl/cineteca-nacional-de-chile/ 

Juventud sonora

“Esto es un podcast, pero podríamos llamarlo audiolibro musicalizado en vivo”, aclara la escritora Lola Larra. Habla de su celebrado libro de crónicas La eterna juventud (Saposcat, 2022) que convirtió en producto sonoro ya disponible en Spotify. 

Cuando a fines del año pasado lanzó este libro de 20 historias con tintes autobiográficos, a Lola se le ocurrió leer unas páginas y acompañar ese ejercicio con música en vivo. Allí estuvieron el pianista Sergio Valenzuela, el baterista Nico Ríos y el guitarrista Gabriel Reyes. Luego, los cuatro se presentaron en ferias del libro. 

Después, entusiasmados entraron a un estudio y grabaron cinco capítulos/crónicas con música en vivo. Y si bien en el libro las historias estaban perfectamente escritas, ahora entran a otra dimensión, otra vida. Ganan suspenso, emoción, ansiedad, ritmo. “Pronto grabaremos cinco capítulos más”, anuncia Lola.